Cuando surgió la idea de hacer una plataforma para apoyar a los empresarios y a las personas en sus casas para saber cómo hacer un eficiente manejo de sus activos, comprendimos la compleja dimensión del significado de eso que llamamos “Activos” Para empezar los Activos son un conjunto de bienes, derechos y servicios que posee una sociedad, empresa o persona física, tangibles o intangibles y con capacidades funcionales y operativas, las cuales se aprovechan durante el desarrollo de sus actividades socio-económicas y tienden a ser valorados económicamente y, a veces, sólo en este aspecto.
Sin embargo, producto de ampliar nuestra comprensión sobre las complejidades en las cuales están inmersos, descubrimos muchos más valores que su precio en dinero los cuales, pocas veces, se hacen explícitos, veamos, unos ejemplos, uno qué significa, además de reconocer su nombre y darles un número de identificación, saber su ubicación real en un momento determinado, podría salvar un proceso industrial, otro, poder comparar el costo inicial y el costo actual en el mercado por si hay que pensar en reponerlo, uno más, saber quién tiene la responsabilidad de mantener actualizados los datos que le dan su identidad y nos permiten establecer comunicación con ellos, a través de nuestras nuevas tecnologías.
Es así como emerge la idea de crear un lenguaje sistémico para conversar con ellos y convertirlo en un reto tecnológico y lo hicimos posible con nuestra Plataforma “LeSIGA, Lenguaje Sistémico para la Gestión de Activos” hace referencia a dos conceptos muy particulares asociados a los mismos. Este nuevo lenguaje nos permite comunicarnos con nuestros activos. Las personas u organizaciones que los poseen pueden reconocer y disponer de la información que los identifica, en tiempo real, a su vez, permite coordinar los comportamientos personales y organizacionales de acuerdo a la disposición de los mismos y los servicios que prestan y si nos esmeramos un poco podría incluso darnos información sobre su cuidado y protección a la vez que cuidamos la salud y la seguridad de quien los utiliza, continuar un proceso, garantizar los resultados del mismo, disminuir riesgos, ganar en certezas, incluso, si sólo queremos hacer trueque con ellos.
Otra cosa, cuando decimos que un lenguaje debe ser sistémico es porque debe considerar que pequeñas variaciones en sus contenidos pueden dar lugar a variaciones significativas en el patrón de comportamiento del sistema, las cuales si son atendidas a tiempo pueden favorecer la mejora, permanencia y progreso del mismo, anunciarle y evitarle riesgos que pongan en peligro al sistema mismo. El lenguaje sistémico facilita la autorganización, la autoeficacia y la autoregulación de la organización empresarial y personal, dado que su propia complejidad no puede ser explicada pensando sólo en sus partes por separado. Disponer de un lenguaje para comunicarnos con los activos puede contribuir a cambiar el pensamiento empresarial e individual.
Los activos de las empresas y las personas varían de acuerdo con la naturaleza de la actividad que desarrollan, son la materialización de diferentes fuentes de financiación y puede ser cambiado por otro activoy/o por dinero, el Trueque, precisamente.