El trueque , acción de trocar, intercambiar algo que se posee y no está utilizando por algo que otra persona tiene y tampoco utiliza, lo que tiene me es útil, lo que tengo le es útil. Relación de mutualidad donde ambas personas ganan, sin tener que utilizar el dinero como intermediario, lo cual favorece la reutilización de activos para que sigan prestando un beneficio. Esta inteligente conducta ya la utilizaban los hombres del neolítico y nuestros indígenas. Se dieron cuenta desde tempranas épocas que la riqueza producida por el trabajo, podía superar el consumos particular o familiar y es, precisamente, esa inteligencia, la que hace ver que el desperdicio no es una buena idea, tal vez en lugar de botar sea mejor intercambiar el producto de unos trabajos por otros. La historia de la humanidad tiene muchos ejemplos para mostrar. Todos no nos podemos dedicar a hacer de todo y es así como aparece el concepto de “división del trabajo” generando con esta diversidad muchas opciones de riqueza.
¿Hemos pensado que aunque ya estamos en el siglo XXI, seguimos produciendo y/o adquiriendo con el salario devengado o ganancias producidas por capital y trabajo, bienes de consumo, los cuales, por razones del cambio de trabajo o porque nuestras funciones y sueños cambian, dejan de prestarnos la utilidad que les dio razón de ser adquiridos y ocupan un lugar en la casa, la fábrica o la oficina, convirtiéndose en excedentes sin utlidad, igual que en el neolítico?
¿Qué pasaría si volvemos a la conducta inteligente de nuestros ancestros?
LeSIGA le tiene la forma de volver a usar la inteligencia de los ancestros, la cual, con seguridad, tiene mucho que ver con que hoy, la especie humana, aún exista.